Al pasar a mi lado me miraste,
yo me volví y repetí tu nombre
una vez, dos veces...
Tú giraste sobre tus talones,
soltaste algo que sostenían tus manos
y corriste hacia mí para abrazarme.
Yo pregunté si aún me recordabas
y como respuesta tú me sonreíste.
Y nos abrazamos...
Se sentía tan tibio tu cuerpo junto al mío,
recliné mi cabeza encima de tu hombro
y me quedé así, disfrutando...
acariciando tu suave camisa
y adivinando la piel que ella me ocultaba,
y me quedé así, sintiendo tu cuerpo junto al mío
y me quedé así, sin querer soltarte nunca más.
Pero la luz entró por mi ventana,
y la desesperación inundó mi cuerpo,
era el nuevo día que llegaba
para llevarse con él todos mis sueños.
Poetas y Narradores Contemporáneos 2005
Muy bien logrado el desenlace de este sueño de amor.
ResponderEliminarSaludos
José Luis